Inversión flexible en bonos emergentes, con M&G

15/02/17 - Análisis Fondos de inversión y Sociedades

Los mercados emergentes se están revelando como uno de los últimos reductos donde obtener rentabilidad en las inversiones de renta fija. Sus fundamentales han mejorado en los últimos años, adaptándose a la caída de los precios de materias primas y la depreciación de sus divisas, fortaleciendo así suposición frente a próximas etapas de volatilidad en los mercados.

 
 

Inversión flexible en bonos emergentes, con M&G

De la categoría VDOS de Renta Fija Internacional Emergentes, uno de los más rentables en el año con calificación cinco estrellas de VDOS es la clase A de acumulación en euros de M&G EMERGING MARKETS BOND revalorizándose un 2,36 por ciento en el año y un 23,32 por ciento en el último año.

Es un fondo flexible de renta fija emergente, cuyo objetivo es maximizar la rentabilidad total. Para su gestión, no se sigue ningún índice de referencia, pudiendo invertir en cualquier título de deuda y en cualquier divisa de mercados emergentes. La gestora puede asignar activos sin restricción alguna en las tres clases de activo de deuda emergente: deuda soberana denominada en divisa local, deuda soberana denominada en divisas de referencia (hard currency) y deuda corporativa denominada en ambos tipos de divisas.

El fondo está gestionado por Claudia Calich. Claudia Calich se incorporó a M&G en octubre de 2013  como especialista de deuda de mercados emergentes, comenzando a gestionar el fondo M&G EMERGING MARKETS BOND en diciembre del mismo año. Claudia cuenta con más de 20 años de experiencia en mercados emergentes, más recientemente como gestora senior de carteras de Invesco, en Nueva York, y con anterioridad en Oppenheimer Funds, Fuji Bank, Standard & Poor’s y Reuters. Claudia se graduó en Económicas con honores por la Universidad de Susquehanna y es Máster en Economía Internacional por la International University.

El proceso de inversión del fondo combina un enfoque top-down con análisis de crédito bottom-up fundamental. Comienza con la valoración del entorno macroeconómico global y de expectativas de mercado, incluyendo factores tanto técnicos como fundamentales, así como el perfil de riesgo global. A continuación, el gestor analiza las clases de activos soberanos y de crédito de mercados emergentes. Toma principalmente en consideración factores políticos, así como de liquidez y solvencia, en el caso de la deuda soberana, y estructura accionarial y riesgos de negocio y financiero, para la corporativa.

La valoración de los factores macroeconómicos influirá en la asignación por tipos de interés, riesgo de crédito y exposición a divisa de la cartera. Dado que cuenta con flexibilidad para seleccionar a partir de cualquier mercado emergente y cualquier rango de duraciones, el fondo tiene potencial para generar rentabilidad en una variedad de entornos de mercado. Basándose en este análisis, el gestor construye su cartera de ‘mejores ideas’ diversificando entre los mercados emergentes globales.

Con un patrimonio total gestionado de 393 millones de euros, la cartera final incluye un total de 107 títulos, de 84 emisores. Por tipo de activo, las mayores ponderaciones corresponden a Bonos soberanos en divisa de referencia (54,60%), Crédito corporativo en divisa de referencia (22,50%) Bonos soberanos en divisa local (19,20%) y Crédito corporativo en divisa local (2,60%). En cuanto a calificación crediticia, las emisiones con calificación B (36,20%) son las que cuentan con mayor representación en la cartera, seguidas de BBB (26,90%) BB (21,50%) AA (4,20%) y CCC (3,30%), mientras que, por país, Argentina (6,90%) Brasil (6%) Rusia (4,70%) Méjico (3,40%) e Indonesia (3,40%) suponen los mayores pesos en la cartera del fondo. Por sector, el 55 por ciento corresponde a emisiones soberanas extranjeras y cuasi soberanas,  el 23,50 por ciento a emisiones soberanas, un 5,70 por ciento a emisiones de compañías del sector de la Energía, y un 2,30 por ciento tanto a los sectores industrial e inmobiliario.

La evolución histórica de la cartera muestra una positiva evolución por rentabilidad que lo sitúa entre los mejores de su categoría, en el primer quintil, durante 2013, 2014, 2015 y 2016, batiendo al índice de su categoría durante 2017. A tres años, su volatilidad es de 9,76 por ciento y de 3,95 por ciento en el último año, posicionándose entre los mejores de su categoría, en el quintil cinco, por este concepto. En el último año registra una Sharpe de 3,68 y un tracking error, respecto al resto de fondos de su categoría, de 4,57 por ciento. La suscripción de la clase A de acumulación en euros de M&G EMERGING MARKETS BOND requiere una aportación mínima de 1.000 euros, aplicando una comisión fija de hasta 1,25 por ciento y de depósito que puede variar en un rango de entre 0,0025 por ciento y 0,0075 por ciento, dependiendo del volumen suscrito. El fondo dispone también de la clase en euros con cobertura, tanto de acumulación como de distribución.

La duración de la cartera continúa aumentando, a medida que los rendimientos en EEUU se incrementan. La duración de spread se mantiene a 5 años, frente a los 3,7 años del índice compuesto de referencia del fondo.

A pesar de la incertidumbre suscitada sobre el tipo de activo en que invierte el fondo, tras el resultado electoral en EEUU, el equipo gestor aún cree que hay otros factores en juego que deberían apoyar los bonos de mercados emergentes. Por ejemplo, si la nueva administración consigue llevar a cabo su política de inversiones en infraestructuras, la demanda de materias primas aumentará y continuará fortaleciéndose, lo que beneficia a los productores. Perú es uno de los países que se percibe como más favorecidos por la aplicación de esta política.

En cuanto a las posibles subidas de tipos durante 2017, por parte de la Reserva Federal de EEUU, el impacto que podría suponer para algunos países emergentes no es tan elevado como habría sido hace unos años, ya que han reducido sus niveles de deuda denominada en dólares. Sin embargo, tipos de interés más altos si que podrían suponer un reto para otras economías emergentes más dependientes del dólar, como es el caso de Turquía y algunos países del África subsahariana. Según su valoración, los países con menores niveles de deuda o mayor dependencia de financiación doméstica – como es el caso de Rusia, Brasil y algunos países del Este de Europa – deberían ser capaces de navegar mejor en este escenario.

Hacia el futuro, el equipo gestor continúa creyendo que la flexibilidad es importante para invertir con éxito en el mercado de bonos emergentes, con la libertad de mantener en cartera bonos y divisas que ofrezcan el mejor valor relativo, evitando países o sectores con perspectivas menos favorables.
 

Paula Mercado (VDOS)