¿Gestión activa o gestión pasiva?

09/12/20 - Análisis Fondos de inversión y Sociedades

Si alguna vez se ha preguntado cuál es la diferencia entre un fondo de inversión activo o pasivo intuirá que no ofrecen las mismas ventajas y que uno puede adaptarse a su situación de inversión mejor que el otro.

Un fondo de inversión gestionado activamente es aquel en el que un gestor, o un equipo de gestión, toma decisiones sobre cómo invertir el patrimonio del fondo. En cambio, un fondo gestionado pasivamente replica un índice de mercado, no tiene un equipo de gestión que tome decisiones de inversión.

Con frecuencia habrá oído hablar de ‘fondo gestionado activamente’ en relación con un fondo de inversión, aunque también hay ETFs (Fondos cotizados en Bolsa) gestionados activamente. Por lo tanto, no debe asumir que un fondo se gestiona de forma activa o pasiva sólo basándose en el tipo de fondo. Es posible encontrar uno u otro en una variedad de categorías, así que es necesario asegurarse, leyendo el folleto de cualquier fondo en el que esté considerando invertir, para que conocer los detalles sobre su estilo de gestión.

El debate sobre si los fondos gestionados activamente o gestionados pasivamente son superiores es muy frecuente. Los fondos gestionados activamente permiten batir al índice de mercado y algunos de estos fondos se sabe que están obteniendo elevadas rentabilidades, pero por supuesto el rendimiento de cada fondo cambia con el tiempo, por lo que es importante conocer la historia de rentabilidades y riesgo del fondo antes de invertir.

Entre las desventajas de los fondos gestionados activamente están que, estadísticamente hablando, tienden a obtener un ‘retorno bajo’ o a comportarse peor que el índice de mercado, pero también hay un buen número de fondos que pueden superar ampliamente por rentabilidad a muchos de los principales índices. Tampoco hay manera de predecir lo que va a hacer un fondo en el futuro, tanto si su gestión es activa como pasiva, sólo podemos estimar su comportamiento en base a datos históricos. Otra desventaja es que, cada vez que un fondo vende una participación, incurre en gastos de impuestos y comisiones, que afectan a la rentabilidad del fondo; pero si su rentabilidad es alta, este coste puede estar plenamente justificado. Por otra parte, la comisión fija se aplica tanto si el fondo lo hace bien como si lo hace mal, lo que supone que, si el índice ofrece una rentabilidad del siete por ciento, y su fondo activo le da una rentabilidad del ocho por ciento, pero cobra una comisión de 1,50 por ciento, la rentabilidad neta del fondo activo se vería reducida en medio punto porcentual.

Veamos un ejemplo de fondo activo y pasivo.

Guillermo pone su dinero en un fondo que replica el índice S&P 500. Es un fondo de gestión pasiva por el que paga una comisión de gestión de 0,06 por ciento. El fondo de Guillermo garantiza que replicará el rendimiento del S&P 500. Cuando Guillermo ve las noticias y el presentador anuncia que el S&P subió hoy un cuatro por ciento, Guillermo sabe que su dinero hizo lo mismo. Del mismo modo, si oye que el S&P cayó un cinco por ciento, sabe que su inversión obtuvo el mismo resultado. Guillermo también sabe que su comisión de gestión es pequeña y no hará una gran mella en sus rendimientos. Guillermo entiende que habrá algunas variaciones muy leves entre su fondo y el S&P 500 porque es casi imposible replicar algo perfectamente. Pero esas pequeñas variaciones no serán significativas, y, en lo que a Guillermo respecta, su cartera está imitando al S&P.

Clara pone su dinero en un fondo de inversión gestionado activamente, con una comisión de gestión del 0,95 por ciento. El fondo compra y vende todo tipo de acciones: acciones bancarias, inmobiliarias, de energía y de fabricantes de automóviles. Sus gestores de fondos estudian sectores y empresas y toman decisiones de compra o venta basadas en sus predicciones, a partir de las estadísticas de rendimiento de esas empresas.

Clara sabe que está pagando casi el uno por ciento a los gestores de este fondo, significativamente más de lo que está pagando Guillermo. También sabe que su fondo no replica el S&P 500 y, por tanto, cuando el presentador de noticias anuncie que el S&P 500 subió hoy un dos por ciento, Clara no puede sacar ninguna conclusión sobre lo que hizo su dinero. Su fondo podría haber obtenido una rentabilidad positiva o negativa.

A Clara le gusta este fondo porque cree que es posible batir al índice. Guillermo está pegado al índice, el rendimiento de su fondo está ligado a él. Clara, sin embargo, tiene la posibilidad de superar al índice, de obtener una mayor rentabilidad, gracias a la flexibilidad de la gestión activa, que le permite tomar decisiones racionales respecto a retorno y riesgo para cada valor individual.

Después de revisar estos ejemplos, tal vez pueda ver con mayor claridad cómo funcionan los fondos de gestión activa y pasiva, para que pueda tener una mejor idea de cuál podría funcionar mejor para usted. En términos generales, puede concluirse que ambos tipos de gestión pueden coexistir en su cartera, cada cual aportando sus beneficios.

P.M. (quefondos.com)