El derrumbe del precio del petróleo que cambiará la economía

22/12/14 - Noticia Fondos de inversión y Sociedades

Después de haberse deslizado esta semana por debajo de la barrera psicológica de los 60 dólares por barril, la caída libre en la que está evolucionando el precio del petróleo parece no tener fin. Y el horizonte no está despejado. Tras haberse dejado por el camino casi el 50% con respecto a su máximo del año, es decir los 115,71 dólares registrados el 19 de junio, se prevé que el Brent baje el próximo año hasta los 50 dólares, según el consenso de analistas consultados por Bloomberg

 
 

Petroleo

 

Hasta ahora, las explicaciones sobre la actual coyuntura del oro negro se han centrado en el lado de la oferta. El 27 de noviembre, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió no reducir su producción, impidiendo de esta forma un ajuste en los precios. De los 30 millones de barriles diarios que bombean los países pertenecientes a la organización, que equivalen al 40% de la producción mundial, una tercera parte sale de los pozos saudíes.
“¿Por qué se debería reducir la producción? Todos saben lo que hace un mercado para cualquier producto. Se va hacia arriba y hacia abajo”, declaró el ministro saudí del petróleo, Ali Al-Naimi, hace una semana. Arabia Saudí podría aminorar su producción pero no quiere, según algunos expertos, que de una medida de este tipo se aprovechen países con los que tiene relaciones complicadas, como Irán. Pero, más allá de cuestiones meramente geopolíticas, la negativa de la OPEP se interpreta como la voluntad de golpear EEUU y su espectacular aumento de la producción, un 50% desde 2008. “La clave está realmente en la oferta”, dice Victoria Torre, responsable de análisis y producto de Self Bank, quien destaca el papel del fracking –la perforación horizontal por medios hidráulicos y químicos– en las ambiciones de la potencia americana de lograr la independencia energética. De momento, el ritmo de extracción no tiene visos de ralentizar, como demuestra el Departamento de Energía estadounidense, que, en su último informe mensual, ha rebajado las previsiones de producción de petróleo para 2015 en tan solo 100.000 barriles por día, hasta los 9,3 millones.
 
Con unas reservas por un valor de 900.000 millones de dólares, sin embargo, Arabia Saudí puede aguantar unas exportaciones a precios tan bajos y esperar doblegar a EEUU con una estrategia de castigo hacia los competidores que las petroleras llaman good sweating (literalmente, buena transpiración). El descenso del precio del crudo reduce el margen de rentabilidad de los shale plays –proyectos de fracking– estadounidenses, cuyo punto de equilibrio se encuentra, en el caso de algunos de ellos, por encima de los 80-70 dólares por barril.
Sin embargo, Harish Sundaresh, gestor de Loomis Sayles, señala que “los precios extraordinariamente bajos a corto plazo pueden alterar esta situación si llevan a la quiebra a algunos miembros de la OPEP, lo que daría lugar a unos precios sustancialmente más altos a largo plazo”.
De momento, el efecto más inmediato y visible de la guerra de precios ha sido la fuerte turbulencia que atraviesa la economía de Rusia, el país exportador al que más afecta el hundimiento del valor del crudo.
El Banco Central ruso señala que, con un precio del petróleo en el entorno de los 60 dóalres –el nivel actual– el PIB ruso se desfondaría el próximo año el 4,5%. Por su parte, BlackRock ha medido el efecto sobre el PIB de un descenso del Brent de 25 dólares por el mismo período. La consultora concluye que el mayor perdedor es Rusia, pero los países más beneficiados –con un impacto positivo en su economía de hasta medio punto porcentual– son los que más dependientes son de las importaciones de energía: China, India, Brasil, Japón e incluso España y la eurozona, el Reino Unido y el propio EEUU. Esto imprimiría un cambio radical en las previsiones de estancamiento de algunas de estas economías. Con un valor del petróleo a niveles tan bajos, “Asia puede ahorrar entre 350.000 millones y 400.000 millones de euros y Europa unos 165.000 millones de euros”, calcula Adrián Pernas, de DCMAsesores.
 
El pronóstico mayoritario de los analistas es que el precio del crudo seguirá cayendo. Por su parte, Barclays prevé en cambio un repunte en 2015, con el Brent que pasaría de 67 dólares por barril en el primer semestre a 78 dólares a finales de año. La demanda de reserva estratégica de China e India, subraya el banco británico, absorberá solo una pequeña parte de los excedentes. Para que se agote la oferta, tendría que aumentar la demanda del usuario final. Antes de que este supuesto se realice, podría pasar cierto tiempo, pues la caída del precio del crudo no repercute inmediatamente en los precios minoristas, debido al efecto de los impuestos y de los subsidios, las dinámicas de almacenamiento y el mantenimiento de las refinerías.
 
Álvaro Sanmartín, gestor del Alinea Global para MCH IS, rechaza cualquier espectro de deflación, por lo menos en lo que se refiere a EE UU. Una gasolina más barata equivale a una mayor disposición de las familias estadounidenses al consumo, gracias también a unos elevados niveles de confianza y un proceso de desapalancamiento en estado ya avanzado. “Los datos de ventas minoristas y de confianza del consumidor en EE UU durante la semana pasada pueden ser buenos ejemplos en este sentido”, argumenta.
 
Prever cuánto podría caer todavía el precio del petróleo no es sencillo, advierte Torre. “Nadie lo sabe a ciencia cierta. Hay que tener en cuenta que a lo largo de la historia ha habido caídas del crudo incluso superiores a las que se están produciendo en esta ocasión”, afirma. La velocidad de la caída sí empieza en cambio a ser extraordinaria.
Gabriela Ferluga (Cinco Días)