Asignación activa en deuda pública y corporativa de la zona euro, con IM Global Partner AM

30/07/21 - Análisis Fondos de inversión y Sociedades

El Banco Central Europeo (BCE) sorprendió a los mercados financieros al completar, antes de lo esperado, la revisión estratégica de su política monetaria hace unos días. Su conclusión, sin embargo, no fue una sorpresa: la crisis del COVID-19 ha convencido a los miembros del BCE de que el objetivo de inflación del 2 por ciento no es un criterio eficiente con el que gestionar su política. Este objetivo se ha alcanzado sólo en pocas ocasiones desde la creación del euro, mientras que la inflación actual sigue estando muy por debajo de su trayectoria teórica del 2 por ciento a largo plazo.

Todo parece apuntar hacia una ‘japonización’ estructural de la economía. Un crecimiento demográfico bajo o plano y la disminución de las ganancias por productividad, consecuencia del creciente porcentaje del sector servicios en la economía, tendría como consecuencia un 1) Crecimiento real bajo. La débil demanda final, el aumento del sector servicios en la economía, junto con el menor apetito del sector privado el endeudamiento, a pesor de los bajos tipo de interés, llevaría a una 2) inflación también baja. El bajo crecimiento mantendría los 3) tipos de interés muy reducidos y, por último, la tendencia a generar un exceso de capacidad disminuiría, reduciéndose la aparición de bruscos ajustes y recesiones profundas, con lo que tendríamos 4) ciclos económicos más suavizados.

En un entorno como el descrito, tendría más sentido invertir en renta fija euro con una filosofía de inversión de retorno total. Si los rendimientos van a ser bajos durante un largo periodo de tiempo, se hace necesario buscar diferentes fuentes de renta, por medio de una asignación de activos flexible, a partir de un universo de inversión de activos líquidos de todo tipo, de forma que la renta se genere tanto a partir del carry de divisas, como de una selección de valores basada tanto en fundamentales como en valor relativo y en la integración de factores ASG.

Esta es la propuesta del fondo OYSTER-EURO FIXED INCOME, el menos volátil a un año (2,09%) en su clase C en euros del grupo de fondos de su categoría VDOS de Renta Fija Euro Largo Plazo que, contando con la mayor calificación de VDOS, tienen un requerimiento mínimo de inversión de hasta 6.000 euros. Desde el pasado enero se revaloriza un 0,43 por ciento y un 3,72 por ciento a un año.

El fondo aplica una estrategia de renta fija pura en euros con una asignación activa a exposiciones de deuda pública y corporativa. La filosofía de inversión se basa en la combinación de indicios macroeconómicos y de mercado para generar rentabilidad y, al mismo tiempo, en la contención del riesgo y las caídas mediante la gestión activa y dinámica de la duración, la calidad crediticia media y la asignación geográfica. La selección de bonos tiene por objeto promover características medioambientales y sociales, así como contribuir a la rentabilidad del fondo cuando surgen oportunidades específicas de valor relativo. La dimensión ASG se ha integrado por completo en la gestión de la estrategia.

El fondo está gestionado por el equipo de Oyster, creado en 1996 por el banco luxemburgués SYZ. La gestora pasó a formar parte de IM Global Partner en mayo de 2020. El equipo de gestión de Renta Fija Euro de Bank SYZ Ltd está integrado por Adrien Pichoud y Fabrice Gorin, como gestores, Gaël Fichan, como analista y gestor de carteras de renta fija, y Carole Millet y Nicolas Pelhat como analistas. Pichoud es gestor de carteras y economista jefe en Grupo SYZ. Gestiona las estrategias Multi-Asset y Unconstrained Fixed Income de OYSTER y además dirige el Comité de asignación de activos de SYZ. Pichoud se incorporó al Grupo SYZ en 2010. Anteriormente, ejerció durante siete años como economista en una firma de intermediación en París, donde era responsable del análisis macroeconómico. Adrien Pichoud cuenta con un máster en Finanzas por la Universidad de Grenoble (Francia) y con una Licenciatura en Economía por la Universidad de Sussex (Reino Unido).

Durante el proceso inversor, la asignación del fondo se define y ajusta en función de la evolución del contexto económico y de mercado. La duración, la exposición a deuda corporativa con grado de inversión y de alto rendimiento y las asignaciones sectoriales y geográficas se gestionan de forma dinámica, en base a un análisis de las tendencias del ciclo empresarial, la dinámica de la inflación, la orientación de las políticas monetarias y las valoraciones de los activos. Este proceso de asignación top-down tiene por objeto beneficiarse de las tendencias del mercado (tipos de interés, curvas de rendimientos y diferenciales de crédito y de deuda pública), así como de gestionar el riesgo y las caídas en la cartera. Se complementa con un proceso de selección bottom-up para la estructuración de la cartera y una gestión activa.

Las ideas de inversión se generan combinando análisis ASG con fundamentales financieros y de valor relativo. El proceso busca identificar títulos que puedan generar valor para la cartera en comparación con su grupo de homólogos o índice de referencia, ya sea por contar con unas credenciales y dinámicas ASG de mayor calidad o debido a unas rentabilidades financieras previstas más elevadas. Se realizan revisiones periódicas de la cartera y del universo de inversión de cara a identificar posibles ideas de inversión.

La monitorización diaria del mercado primario de bonos también contribuye al proceso de generación de ideas, al ofrecer posibles oportunidades atractivas para iniciar o reasignar exposiciones con una prima frente a los bonos disponibles en el mercado secundario.

La cartera final incluye entre sus cinco principales posiciones el bono italiano BTPS 0,5% 07/28 (9,45%) el fondo de la propia gestora OYSTER EUR SUB BD I S EUR (4,54%) el bono social italiano CDEP 2,125 % 03/26 EMTN (2,39%) y emisiones de SOCGEN VAR 06/29 (1,85%) y BBVASM 0,5 % 01/27 GMTN (1,76%). Sectorialmente, las mayores asignaciones corresponden a Financiero (40,90%) Gobierno (8,26%) Consumo discrecional (4,21%) Energía (3,80%) e Industria (3,78%).

Por rentabilidad, el fondo se sitúa entre los mejores de su categoría, en el primer quintil, durante 2019, batiendo al índice de su categoría en 2017, 2020 y 2021. A tres años, registra un dato de volatilidad de 4,58 por ciento y de 2,09 por ciento en el último año. También a un año, su ratio Sharpe de 2,04 y su tracking error, respecto al índice de su categoría, de 1,24 por ciento. La clase C en euros de OYSTER-EURO FIXED INCOME aplica a sus partícipes una comisión fija de hasta 0,90 por ciento y de depósito de hasta 0,20 por ciento.

Según el equipo gestor, el inversor podría esperar una rentabilidad en un horizonte a 3 años por encima del Índice de referencia (Bloomberg Barclays EUR Aggregate), con una atención rigurosa a mitigar las caídas, gracias al proceso de gestión que combina un análisis top-down para su posicionamiento en términos de duración y exposición al crédito, con una selección bottom-up defensiva.

El gestor cree en la hipótesis de la ‘japonización’ de la economía, según la cual los tipos se mantendrán en niveles reducidos. Por último, a la luz de la experiencia vivida después de 2008, estima que las autoridades evitarán intentar ‘normalizar’ los tipos de interés demasiado rápido. El Banco Central Europeo está comprometido a comprar títulos de deuda pública y corporativa en los próximos años.

La evolución del fondo en los últimos tres años, tanto por rentabilidad como por volatilidad, hacen a OYSTER-EURO FIXED INCOME merecedor de la calificación cinco estrellas de VDOS.

P.M. (quefondos.com)